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Sanar la relación con mamá


El primer punto es mirar la realidad. No podemos pretender que se puede cambiar el pasado, que se

puede cambiar a la otra persona. Recuerda que si quieres ver cambios en tu vida, tú debes ser ese

cambio. Cuando tú cambias toda tu realidad se transforma. Así que el primer paso es reconocer lo

que pasó y más importante, reconocer el dolor que aún causa. De nada sirve fingir que ya no duele, o

creer que podemos ser "mejores" que ella. Sí, esto es parte de un proceso equivalente al duelo por la

pérdida de un ser querido: al principio viene el shock, después la negación, posteriormente la negociación, luego el enojo, después la tristeza para, finalmente, llegar a la aceptación. En el caso de que en la relación con tu madre exista una ruptura o un estancamiento del movimiento amoroso hacia ella, tu personalidad desarrolló una serie de mecanismos de defensa después del shock inicial ante la conducta materna que sirvieron para proteger tu interior. Y muchas personas se quedan por tiempo indefinido en el enojo en relación a este vínculo tan importante. Es algo que sucede con demasiada frecuencia. En este artículo no me voy a poner a describirte todas las consecuencias que trae el

quedarse en el enojo. Lo que quiero hacer es sugerirte algo, es sencillo y tú puedes decidir si deseas hacerlo o no, aunque si te das el tiempo y la oportunidad de probarlo te aseguro que pondrás en marcha poderosos movimientos sanadores en tu interior y la persona que más se beneficiará de ello es la más importante: Tú (y si tienes hijos, también ellos).

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