Explorando los Principios de las Constelaciones Familiares: los Órdenes del Amor y su importancia en nuestra vida.

Permíteme iniciar con una afirmación: nuestras familias, esas redes de relaciones y emociones que están entrelazadas, no solo nos conforman en el presente, sino que también son ecos de generaciones pasadas. En las constelaciones familiares, exploramos estos vínculos invisibles, revelando cómo los patrones no resueltos se transmiten a través de las generaciones, a menudo de maneras misteriosas y sorprendentes.

Entre los principios de las constelaciones familiares encontramos a los "Órdenes del Amor", que son los principios que rigen nuestras relaciones familiares. Estos órdenes, cuando se perturban, pueden llevar a dificultades personales y emocionales. A continuación, explico brevemente cuales son y su relevancia en nuestra vida personal y familiar:

La Jerarquía Familiar o el orden de llegada al sistema familiar.

La jerarquía en la familia juega un rol crucial. Debe existir un respeto hacia aquellos que vinieron antes de nosotros. Los padres, por ejemplo, tienen prioridad sobre los hijos. Este orden, cuando se respeta, permite un flujo de amor y respeto a través de las generaciones. Cuando se ignora, puede ser fuente de profundos conflictos dentro de la familia, malestar colectivo e individual y un impacto negativo en nuestra vida personal en cualquier ámbito de esta, como por ejemplo en las relaciones de pareja, en nuestro trabajo, en la salud, etc.

Pertenencia y Exclusión

Otro pilar esencial es el concepto de pertenencia. En cada familia, todos tienen derecho a pertenecer, incluyendo aquellos que aparentemente se salen de la norma de lo moralmente aceptado en el sistema familiar. La exclusión de cualquier miembro ya sea por muerte prematura, secretos familiares o destinos trágicos, puede manifestarse en las generaciones posteriores como enfermedades, comportamientos destructivos o patrones de fracaso inexplicables.

Equilibrio entre dar y tomar

El concepto del equilibrio en el acto de dar y tomar es fundamental y se manifiesta en dos aspectos distintos dentro de la dinámica familiar. Por un lado, tenemos la interacción entre las diferentes generaciones de la familia, y por otro, la relación entre los miembros de la misma generación, como la pareja o los hermanos.

Para ilustrar el primer aspecto, imaginemos una cascada: el agua fluye naturalmente de arriba hacia abajo, y nunca al revés. Esta imagen es un reflejo fiel de cómo se transmite lo que se da y se recibe en una familia. Existe un flujo natural desde el pasado hacia el presente y luego hacia el futuro. Los padres y los ancestros son los que dan, mientras que los hijos y los descendientes son los que toman. Lo que se da es, ante todo, la vida misma. Eso por sí solo es un regalo inmenso. Si nuestros ancestros lograron darnos algo más que nos benefició, eso es un añadido valioso. Si, por otro lado, nos legaron experiencias difíciles, estas pueden transformarse en aprendizajes valiosos, siempre y cuando estemos dispuestos a aceptarlas desde una perspectiva adulta.

En cuanto al segundo aspecto, el intercambio entre iguales como la pareja o los hermanos, el desequilibrio surge cuando uno da en exceso y no se permite recibir adecuadamente, o cuando recibe demasiado y da poco. Este tipo de desbalance no solo afecta al individuo involucrado, sino que puede repercutir en toda la estructura familiar. Este desequilibrio a menudo se manifiesta como problemas en la vinculación, temor a la intimidad, una necesidad de controlar y otros aspectos que pueden perturbar la armonía y el bienestar de la familia. En estas situaciones, es crucial reconocer y ajustar estas dinámicas para restaurar el equilibrio y promover relaciones saludables y mutuamente enriquecedoras.