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Cerrar ciclos


Cerrar ciclos es algo indispensable para poder vivir mejor. Todas las áreas de nuestra vida fluyen por ciclos: nuestra infancia, la adolescencia, la época de la universidad, un trabajo, relaciones de pareja, un cambio de domicilio, etc... Y es importante que, así como vamos fluyendo en nuestra vida, de una etapa a otra, podamos cerrar los ciclos que se van quedando atrás con la finalidad de poder disponer de toda nuestra atención y energía para lo que inicia. Sin embargo, no siempre cerramos ciclos por desconocimiento o por considerar que hacerlo es algo que amenaza nuestro bienestar.

Cerrar ciclos no significa decir "hasta nunca" a las vivencias que se tuvieron anteriormente. Cerrar un ciclo significa que podemos integrar los aprendizajes, que podemos tomar todo lo bueno de todo lo que sucedió (aunque en ocasiones creamos que nada bueno puede salir de ahí)... significa en última instancia poder decir "gracias" genuinamente, desde el corazón. A veces es difícil cerrar un ciclo ya que se suele agregar mucho contenido emocional a la situación, lo que la hace más grande de lo que realmente es. No es lo que nos pasó, sino cómo reaccionamos a lo que nos pasó a través de nuestros recuerdos. Y mientras una persona sigue "enganchada" de esta manera el ciclo permanece abierto indefinidamente drenando la energía vital, desviando la atención hacia el pasado, en lugar de que se pueda enfocar toda la atención y energía en el momento presente y en las metas a futuro. Y esto conlleva pagar un precio, usualmente muy alto.

Te invito a reflexionar sobre lo anterior en estos últimos días del año 2019.

Ejercicio Sistémico:

Necesitas: Tú, hoja y lápiz, una mesa para recargarte al escribir, dos sillas una al lado de la otra.