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Tomar o no tomar, recibir o no recibir... he ahí el dilema.


Cuántas veces has pensado lo siguiente: "ojalá esta persona fuera diferente, me tratara diferente", "porqué tuve que atravesar estas situaciones?", "porque a los demás los ayudan tanto y a mi no?", etc. La mayoría de las personas, al menos yo sí, en algun momento pensamos o deseamos que las cosas hubieran sido diferentes en áreas como la familiar, la personal, la sentimental, la laboral, la de salud, en fin, en todo lo que se te pueda ocurrir. Este tipo de conducta nos drena, nos roba nuestra energía, nos deprime, nos enoja y nos frustra. Sin embargo, es muy común y si la enfocamos desde otro punto de vista más constructivo nos ayuda a saber qué queremos, para qué lo queremos y nos permite delinear una ruta de acción que nos permita crear una realidad diferente.

Desde un punto de vista sistémico, el "renegar" de nuestras circunstancias lleva una dinámica de fondo: "papá, mamá, no son suficientemente buenos para mi", "ojalá me hubieran dado lo que yo quería", "lo que ustedes me dieron no es suficientemente bueno".

¿Qué pasa cuando permanecemos en esta actitud ante la vida? Simplemente nos negamos a recibir, a tomar lo que generosamente se nos da. Sí, generosamente. Aún lo que no nos gustó, lo que nos lastimó, se nos dio generosamente. El asunto está en aceptarlo para que podamos descubrir y tomar de corazón todos los regalos, las enormes oportunidades, que tenemos gracias a esas circunstancias difíciles. Cuál fue la primera acción que realizaste al nacer? Respirar, tomar aire por primera vez, recibir la vida que te llego por medio de tus padres, sea cual fuere la circunstancia de tu concepción. (Y aquí no vale el "yo no pedí nacer" porque tu alma sí lo decidió)

Ejercicio:

Mientras lees esto, respira profundamente y siente tu cuerpo con la confianza de que estas sostenid@ ya sea por la silla en la que estas sentado, por tus pies si estas de pie, por el mundo que no te deja a la deriva en el espacio. Quédate un breve momento sintiendo esa respiración que activa tu cuerpo. Ahora trae a tu mente una circunstancia no bonita que hayas experimentado, la primera que venga a tu mente. Puede ser reciente o puede ser lejana en la línea de tu vida (seguramente tienes varias, pero trabaja solo con una). Ahora escribe las siguientes preguntas y respóndelas conforme las vas escribiendo, en un estado de relajación y muy centrad@ en lo que haces:

  • Quién necesita más a quien: yo a ti o tú a mi?

  • te necesito más yo a ti?

  • qué me quieres mostrar?

  • qué fortaleza me has ayudado a desarrollar?

  • qué aprendizaje traes para mi?

  • me permito tomar este aprendizaje?

  • puedo tomar este aprendizaje o aún no puedo?

Las respuestas a estas preguntas constituyen una oportunidad de autoconocimiento. Podría ser que las contestes y aún sientas dolor, que las contestes y sientas una fuerza surgiendo dentro de ti, o que no tengas idea de qué contestar. Cualquier caso es válido y te permite saber en qué punto de tu camino y evolución te encuentras. Valida este momento en tu vida, sin importar si consideras que estás avanzad@ o que te falta mucho por recorrer. Es tu momento actual, el punto de realidad.

Si deseas seguir avanzando en tu proceso de evolución personal te invito a participar en la próxima sesión grupal de constelaciones familiares que se llevará a cabo el domingo 25 de agosto de 10:00-2:00. Para reservar tu lugar haz click en este enlace.

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